martes, 26 de abril de 2011

EN EL DÍA DEL PERIODISTA, SPP DENUNCIA 90 % DE PRECARIZACIÓN LABORAL

El 90% de los periodistas soporta aguda precarización laboral, expresó este martes el secretario general del Sindicato de Periodistas del Paraguay -SPP-, Pedro Benítez, en la celebración central por el Día del Periodista paraguayo frente al monolito del asesinado comunicador Santiago Leguizamón.

 


Al tiempo de indicar la situación preocupante que atraviesan algunos comunicadores en las empresas periodísticas, refirió que esta situación acabará cuando los organismos del Estado efectivamente se dispongan a cumplir su papel y a poner las cosas conforme disponen las leyes laborales.
Citó el caso concreto del Canal 9 donde el SPP denuncia persecución, maltrato y despidos injustificados. Benítez expresó que en la gerencia de esa estación está el polémico comunicador argentino Jorge Pizarro "trabajando de modo ilegal, con visa de turista, violando disposiciones migratorias y laborales".

El secretario general del SPP anunció que conjuntamente con el Sindicato Nacional de Trabajadores de Radio y Televisión (Sintratel), presentarán una acción judicial en contra de Pizarro a fin de que se defina su situación en el país. El referido gerente estuvo envuelto también en la polémica de la supuesta prohibición del uso del guaraní en los informes periodísticos.

Sobre el 20º aniversario del asesinato del periodista Santiago Leguizamón en la fronteriza ciudad de Pedro Juan Caballero, Benítez acusó a la Justicia de incapaz y de no haber hecho las cosas en forma permitiendo impunidad en este caso. Indicó que se conoce a los sicarios y que se necesita voluntad política para dar cierre justo al tema.

MANIFESTACIÓN
Después del acto central de los periodistas, los presentes se trasladaron frente al Canal 9 para manifestarse en repudio a la situación por la que atraviesan los periodistas en ese medio.
Benítez expresó que el problema laboral debe importar a las autoridades nacionales atendiendo que un medio de comunicación es de alto interés nacional.

(ÚLTIMA HORA, martes 26 de abril de 2011)
 

lunes, 25 de abril de 2011

NOSTALGIAS


Fueron los mejores años del periodismo independiente argentino. Surgida en plena dictadura militar (1976 - 1983), la revista Humor Registrado se convirtió en algo más que una publicación humorística: en sus páginas se encontraban expresiones periodísticas y artísticas que otros medios ignoraban, por complicidad con el régimen o simplemente por miedo. “Humor”, como se la conocía, fue un símbolo de libertad de expresión y de compromiso con la democracia y los derechos humanos. Por medio de ella, una generación - la mía - creció, se informó, se divirtió, se rebeló y aprendió a ser crítica.

Eso sí: “Humor” no pertenecía a ningún “pool” de medios, no tenía la torta publicitaria del Estado ni alquiló su línea editorial a grandes anunciantes. Y encima, fue madre de otras publicaciones progresistas, El Porteño y Página 12 entre ellas. Nos enseñó a reírnos de los tabúes sexuales, a perderles el miedo a los milicos y el respeto a los políticos, a desconfiar de los curas y a disfrutar de un movimiento artístico e intelectual sin precedentes. La edición que los milicos confiscaron ya forma parte de la historia, y sus tapas hoy adornan uno de los museos temáticos más importantes de la Argentina. Hasta se dio el lujo de sacar una versión para niños ("Humi"), otra para "viejos verdes" ("Sex Humor") y otra para quienes nacimos fuera de Buenos Aires ("Humor Interior"). 



Bajo la dirección del genial Andrés "il capo" Cascioli, una destacada pléyade de periodistas, humoristas, escritores, artistas y dibujantes de primera formaron parte de su staff. Y pese a las presiones y amenazas que recibieron desde las entrañas de la más sangrienta dictadura que asoló la Argentina, nos regalaron la más hermosa lección que un periodista puede aprender: si no molestamos al poder, algo estamos haciendo mal. 

Ya en democracia, los números no cerraron y "Humor" tuvo que cerrar. Cerca de su final, se volvió alfonsinista y un sesgo antiperonista marcó sus páginas, tal vez debido a la patota sindical que desde el peronismo recordaba tiempos nefastos. Una patota sindical que hoy - dicho sea de paso - controla la Argentina mucho más de lo que debería. Pero ni eso empaña en mi memoria el recuerdo de una revista que nos dio, a muchos, las ganas de ser periodistas. Y, como dice el tango, se me pianta un lagrimón.

20 AÑOS DE IMPUNIDAD


El 26 de abril de 1991, en la localidad de Pedro Juan Caballero (fronteriza con la ciudad brasileña de Ponta Porã) un comando de sicarios asesinó al director de Radio Mburucuyá  y  corresponsal del diario "Noticias", Santiago Leguizamón, quien venía denunciando sistemáticamente el accionar de la “narcomafia” al amparo del poder político. 

Diferentes gobiernos, el mismo sistema judicial con sus laberintos, los mismos intereses y la misma ley del “opa rei” (terminar sin resultados) llevaron a que ni uno de sus asesinos purgue hoy pena alguna. La Sociedad Interamericana de Prensa presentó una denuncia a la Corte Interamericana de Derechos Humanos… y hasta ahí.

Santiago fue asesinado justamente en el Día del Periodista Paraguayo, resignificando para siempre el 26 de abril. Desde entonces, el Día del Periodista es - casi sin que se diga - el Día de Santiago Leguizamón. En un país donde la prensa está dividida, embrutecida, prostituida, vendida, alquilada y concesionada, su ejemplo es un cachetazo en la mejilla de los mediocres camaleones de siempre. 

“Prefiero la muerte física a la muerte ética”, dijo una vez. Y cumplió.

DOS CARAS

Se fueron hace meses, con pocos días de diferencia. Se fueron igual que como vinieron al mundo, sin nada. A los dos los hermanó la muerte, ese destino que a todos nos espera… y, para peor, lo sabemos. Pero en relación a lo que dejaron atrás, sus partidas fueron muy distintas… hasta opuestas, se diría.

El liberal Hermes Rafael Saguier y el colorado Martín Chiola fueron, sin dudas, dos referentes políticos de envergadura. No sólo provenían de diferentes partidos, sino que exhibieron dos líneas de conducta que, superpuestas, nos retratan al Paraguay de las últimas décadas.

Hermes Rafael Saguier fue, a todas luces, una persona excepcional. Abogado de profesión, hizo de la militancia contra la dictadura de Alfredo Stroessner uno de los objetivos de su vida. Todos recuerdan su heroico rescate del capitán Napoleón Ortigoza, el preso político más antiguo de América por entonces. Su tiroteo con las fuerzas de seguridad y su escape de película le otorgaron, de una vez y para siempre, el mote de “Rambo”. Su caballerosidad y formación intelectual, sumadas a su experiencia profesional fuera del país, hicieron de él una persona muy poco común en nuestras tierras. Y su desapego por los cargos públicos (en un partido que no se caracteriza precisamente por eso) terminó de demostrar la formación ética de su persona. 

Hermes "Rambo" Saguier

Siempre fue coherente con sus ideales. Cuando Lino Oviedo hizo política con el uniforme puesto, fue el primero en denunciarlo. Y cuando consideró que el mismo Oviedo fue víctima de arbitrariedades e injusticias, lo defendió. Su concepto de las libertades cívicas trascendía a las personas. No faltó quien lo cuestionara por su ejercicio profesional, como si un abogado pudiera ser juzgado por las personas que defiende. 

Martín Chiola fue médico de profesión, aunque poco honor le hizo al juramento hipocrático. Utilizó sus pergaminos para enriquecerse, abusando de los cargos públicos que le tocó desempeñar. Como Ministro de Salud, no mejoró ni un ápice la paupérrima situación sanitaria de la mayoría de sus compatriotas, orientando las políticas ministeriales a defender a los mercaderes de la salud (de los cuales él formaba parte). Como legislador, nada aportó para el desarrollo del país o para el bienestar de su gente. Comenzó a hacer carrera bajo el uniforme del dictador, gracias a la notable flexibilidad de su espinazo. Ayudó a reprimir a estudiantes y delató a opositores. Fue cómplice y promotor de graves violaciones a los derechos humanos. Sostuvo a un régimen excluyente y expoliador. Nunca se le escuchó insinuar ni una sola disculpa, ni una mísera demostración de arrepentimiento, por nada de lo que hizo o mandó hacer.

El genial Eduardo Galeano escribió una vez que, en nuestra sociedad, el dinero y la muerte embellecen a la gente. No se puede hablar mal de alguien que falleció, reza un dicho popular. Pero, ¿acaso puede decirse lo mismo de Saguier y de Chiola? Los diferentes blogs de los diarios paraguayos nos demuestran que no. Uno se fue con el respeto de la mayoría de la gente. Del otro, poco o nada bueno se escribió. Tal vez por vergüenza… o tal vez porque, en una vida, a la larga es la conducta personal la que termina haciendo la diferencia. Una diferencia tan grande como la que hay entre la decencia y la bajeza, la valentía y la sumisión, el bien y el mal… o la vida y la muerte.

Hermes Rafael Saguier y Martín Chiola ya no están físicamente entre nosotros. Pero el recuerdo de ambos seguirá trayendo a nuestras memorias las dos caras del Paraguay de las últimas décadas. Esas dos caras que muestran la dolorosa contradicción de un país que ansía crecer, mientras sigue frenado por las fuerzas de la mediocridad, la corrupción y la prepotencia.  

EL PRECIO DEL PODER


Hace 3 años, un 20 de abril, Fernando Lugo vencía en las urnas al Partido Colorado, que venía gobernando al Paraguay en forma prebendaria y excluyente desde hacía 6 décadas. Lo que no lograron políticos tradicionales (como Domingo Laíno) ni empresarios exitosos (como Guillermo Caballero Vargas) fue conseguido por un obispo católico sin base partidaria e identificado con las organizaciones campesinas de lucha por la tierra, que prometía una política sin corrupción para sacar al país de su estancamiento. 
(Caricatura publicada en el diario ABC Color)

Tal como ocurrió con “Lula” Da Silva en Brasil, el miedo inicial que los gremios patronales profesaban por “el obispo de los pobres” se diluyó rápidamente. La coalición que llevó a Lugo a la presidencia, compuesta por el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA, tradicional rival de los colorados) y un archipiélago de pequeñas agrupaciones de izquierda y acción ciudadana, tardó muy poco en imitar las prácticas de sus antecesores: el nombramiento a mansalva de allegados y afiliados en puestos estatales, una corrupción desvergonzada en el manejo del erario público y una evidente carencia de políticas de gobierno, acabaron por empantanar al Paraguay en un caldo de cultivo para la  violencia social. 

Pese a haber liderado el crecimiento regional con más del 14 % en 2010, el país no resuelve sus graves problemas de desempleo y falta de crecimiento equitativo. Y son precisamente los rubros que más contribuyeron al incremento de los índices económicos (principalmente la carne y la soja) los que están en la mira del gobierno para la creación de nuevos impuestos, destinados a financiar un Presupuesto impagable y que contempla sólo las necesidades de funcionamiento de los partidos políticos. 

Los incontrolables brotes de dengue (que ya se han convertido en epidémicos) han puesto en tela de juicio la labor de la ministra de Salud, Esperanza Martínez, involucrada en un escándalo por haberse auto-asignado “gratificaciones por metas cumplidas”. Con decenas de muertos, el Ministerio de Salud (¿?) reaccionó tardíamente y por presión de la prensa, evidenciando asustadores grados de improvisación. El caso del ex canciller Héctor Lacognata es otro botón de muestra: tuvo que renunciar, tras una larga resistencia, al descubrirse por medios de prensa que percibía ilegalmente un millonario salario de la Itaipú Binacional. Sin contar al “referente de la izquierda” Camilo Soares, que soporta un juicio oral por sobrefacturaciones y compras directas en la Secretaría de Emergencia Nacional. 

OTROS TIEMPOS. Lugo con su sobrina Mirtha Maidana y con Hortensia Morán, quien le inició un juicio por paternidad no asumida (y van...)
No hay gremio que no se movilice para presionar a un gobierno que no muestra la más mínima capacidad de reacción. Y el estilo estático de Lugo (definido como “obispal” por miembros de su entorno) crispa los ánimos de una población harta de la suba de la inflación y de la falta de respuestas oficiales a los graves problemas de salud, educación, empleo y seguridad. Partidos de izquierda como el Comunista y el Socialista retiraron públicamente su apoyo al gobierno. Voceros de las organizaciones campesinas declaran, a voz en cuello, que el gobierno no cumplió ni una de sus promesas sobre la tan declamada Reforma Agraria. Y el Partido Colorado - derrotado por Lugo hace 3 años - arrasó en las últimas elecciones municipales, evidenciando una recuperación que hace presagiar su regreso al poder en el año 2013. 

En agosto, Lugo entrará en sus últimos 24 meses como presidente del Paraguay. Cuesta identificar a este mandatario sibarita y alejado de la realidad de su pueblo (con hijos concebidos cuando aún estaba consagrado a su ministerio eclesial y que siempre se resistió a reconocer) con el obispo que caminaba junto a los pobres en las marchas campesinas y en los asentamientos. Aún le quedan 2 años para rectificar rumbos… pese a que cada vez más paraguayos piensan que es muy poco tiempo para comenzar a pagar una deuda tan grande.