Fueron los mejores años del periodismo independiente argentino. Surgida en plena dictadura militar (1976 - 1983), la revista Humor Registrado se convirtió en algo más que una publicación humorística: en sus páginas se encontraban expresiones periodísticas y artísticas que otros medios ignoraban, por complicidad con el régimen o simplemente por miedo. “Humor”, como se la conocía, fue un símbolo de libertad de expresión y de compromiso con la democracia y los derechos humanos. Por medio de ella, una generación - la mía - creció, se informó, se divirtió, se rebeló y aprendió a ser crítica.
Eso sí: “Humor” no pertenecía a ningún “pool” de medios, no tenía la torta publicitaria del Estado ni alquiló su línea editorial a grandes anunciantes. Y encima, fue madre de otras publicaciones progresistas, El Porteño y Página 12 entre ellas. Nos enseñó a reírnos de los tabúes sexuales, a perderles el miedo a los milicos y el respeto a los políticos, a desconfiar de los curas y a disfrutar de un movimiento artístico e intelectual sin precedentes. La edición que los milicos confiscaron ya forma parte de la historia, y sus tapas hoy adornan uno de los museos temáticos más importantes de la Argentina. Hasta se dio el lujo de sacar una versión para niños ("Humi"), otra para "viejos verdes" ("Sex Humor") y otra para quienes nacimos fuera de Buenos Aires ("Humor Interior").
Eso sí: “Humor” no pertenecía a ningún “pool” de medios, no tenía la torta publicitaria del Estado ni alquiló su línea editorial a grandes anunciantes. Y encima, fue madre de otras publicaciones progresistas, El Porteño y Página 12 entre ellas. Nos enseñó a reírnos de los tabúes sexuales, a perderles el miedo a los milicos y el respeto a los políticos, a desconfiar de los curas y a disfrutar de un movimiento artístico e intelectual sin precedentes. La edición que los milicos confiscaron ya forma parte de la historia, y sus tapas hoy adornan uno de los museos temáticos más importantes de la Argentina. Hasta se dio el lujo de sacar una versión para niños ("Humi"), otra para "viejos verdes" ("Sex Humor") y otra para quienes nacimos fuera de Buenos Aires ("Humor Interior").
Bajo la dirección del genial Andrés "il capo" Cascioli, una destacada pléyade de periodistas, humoristas, escritores, artistas y dibujantes de primera formaron parte de su staff. Y pese a las presiones y amenazas que recibieron desde las entrañas de la más sangrienta dictadura que asoló la Argentina, nos regalaron la más hermosa lección que un periodista puede aprender: si no molestamos al poder, algo estamos haciendo mal.
Ya en democracia, los números no cerraron y "Humor" tuvo que cerrar. Cerca de su final, se volvió alfonsinista y un sesgo antiperonista marcó sus páginas, tal vez debido a la patota sindical que desde el peronismo recordaba tiempos nefastos. Una patota sindical que hoy - dicho sea de paso - controla la Argentina mucho más de lo que debería. Pero ni eso empaña en mi memoria el recuerdo de una revista que nos dio, a muchos, las ganas de ser periodistas. Y, como dice el tango, se me pianta un lagrimón.
Justamente quiero usar la frase de Vargas Llosa "Una prensa monocorde refleja la pérdida de libertad de un País",para decir que estamos tan pero tan mal a tal punto que el verdadero objetivo de la prensa(informar,orientar,entretener) en general salvo raras excepciones pasa a ultimo plano,muy buena la publicación¡¡¡
ResponderEliminarComparto plenamente lo que escribís, además de estar de acuerdo 100 % con Vargas Llosa en eso. Gracias por comentar....
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