martes, 6 de diciembre de 2011

MORIR CAMPEÓN

                 LA SOCIEDAD PERFECTA. Sócrates, Zico y el gol, en los tiempos dorados de la "canarinha".

Se llamaba Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira, pero el mundo lo conoció simplemente como Sócrates. Había nacido el 19 de febrero de 1954 en Belén (capital del estado amazónico de Pará) y estaba destinado a encandilar tribunas con la pelota al pie. Brilló en el Corinthians y también hizo de las suyas en el Flamengo, el Santos y la Fiorentina de Italia.

En el Corinthians hizo historia: por su fútbol, y por liderar un movimiento de alto contenido político, la Democracia Corinthiana, que defendía una mayor participación de los jugadores en la gestión del club. También enfrentó, de diversas formas, a la más prolongada dictadura militar de la historia de Brasil. 

Ídolo eterno del Corinthians, formó parte del seleccionado brasileño de fútbol que actuó en los Mundiales de España 1982 y de México 1986. Y pese a no haber "campeonado", la selección de la que formó parte es tal vez el mejor equipo “verdeamarelo” que vi jugar hasta hoy. Su "jogo bonito" de toque preciso, su garra para pelear cada pelota y la pasión que ponía en cada movimiento lo convirtieron en ícono. Su altura, su vincha con mensajes políticos y su barba lo ayudaban a destacarse físicamente del resto. Y su militancia por las causas populares, desde diversas ocupaciones (incluida su profesión de médico) mostraron su verdadera estatura humana. 

Pero hubo un rival al que no pudo vencer: el alcohol. Y una cirrosis crónica - que le había provocado 2 hemorragias digestivas - finalmente lo tumbó, el domingo pasado, a los 57 años. 

"Quiero morir un domingo y que el Corinthians levante un título ese día", había dicho una vez, hace 24 años. Y Dios, que ama al fútbol y a quienes lo dignifican, se lo concedió.

martes, 8 de noviembre de 2011

AYER NOMÁS...


… un enjambre de periodistas tomaba fotos parecidas a ésta en un lugar muy parecido al paraíso. El lugar era la zona desmilitarizada del Caguán y el año era 2001. En medio de una tenue llovizna y de un revuelo de fierros e impresionantes medidas de seguridad, llegaban a dialogar con los altos mandos militares y del gobierno nacional los miembros del Secretariado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. O simplemente, las FARC-EP. Los capos, los intocables. Los que nunca iban a morirse, porque nadie había podido - en años - matarlos. Ni nadie se atrevía, siquiera, a soñarlo. 

La foto que recorrió el mundo (tomada por un compañero del diario El Tiempo) muestra, desde la izquierda, a Guillermo León Sáenz Vargas (alias “Alfonso Cano”), Pedro Antonio Marín ("Manuel Marulanda" o "Tirofijo", fundador y por entonces máximo comandante de las FARC) y a Víctor Julio Suárez Rojas ("Mono Jojoy"). Llegaban triunfantes, con la sonrisa tranquila de los vencedores. 

Aún no sabían que, en pocos años, caería Luis Edgar Devía Silva ("Raúl Reyes") en aquel polémico raid que Álvaro Uribe ordenó en territorio ecuatoriano. Ni que Manuel de Jesús Muñoz Ortiz ("Iván Ríos") sería asesinado por su propio jefe de seguridad. Ni que el propio "Tirofijo" se iría por un paro cardiaco en algún lugar de la selva colombiana, el 26 de marzo de 2008. Ni que el "Mono Jojoy" le seguiría, tras una operación coordinada interfuerzas.

Recordé esta foto anteayer, porque yo estuve ahí. La noticia de la muerte de “Alfonso Cano”, comandante de las FARC desde la muerte de Marulanda, me la trajo de vuelta desde el oscuro fondo de los recuerdos que se creen olvidados. Recuerdos que mezclan mis inicios en el periodismo, una capacidad de asombro mucho mayor a la que tengo hoy y una época de dolores y alegrías en extremo que colorearon mi vida como nada.
 
Una muerte no puede ser nunca causa de alegría, al menos para la gente bien nacida. Pero algunas abren, a su pesar, nuevos horizontes. Como para que la tierra que amo como si hubiera nacido en ella pueda, por fin, comenzar a pensar que la paz es posible en todo su territorio. Y si bien queda mucha injusticia por erradicar en Colombia, es el comienzo de una nueva esperanza. La esperanza de un futuro sin asesinos, ni de izquierda ni de derecha. Porque ni el hambre, ni la opresión, ni las balas, tienen ideología.

viernes, 30 de septiembre de 2011

EL CASO MÉNDEZ (O DE CÓMO NADIE RESISTE UN ARCHIVO)

Un viejo axioma del periodismo dice, textualmente, que nadie resiste un archivo. Bien lo sabe el paraguayo Idilio Méndez Grimaldi, autor de un libro censurado “de hecho” en Paraguay. “Los herederos de Stoessner” es, tal vez, la más completa crónica de la corrupción y de la impunidad en la era post- dictadura. En cualquier país medianamente serio, este libro constituiría la cabeza de varios procesos penales. Allí aparecen (con nombres, apellidos y números de expedientes) los principales casos de asalto a las arcas públicas por parte del poder real (el económico) desde el poder político y con la complicidad de los Poderes Legislativo y Judicial. En dicha publicación, Méndez deja al descubierto las tramas del despojo sistemático del Estado. Connotados políticos y empresarios son denunciados en diferentes casos de estafa, abuso de poder y hasta asesinatos sospechosos… pero la principal “víctima” de Méndez es, por lejos, el ingeniero civil, mega-empresario y ganadero Juan Carlos Wasmosy Monti, presidente del Paraguay entre 1993 y 1998. 

Juan Carlos Wasmosy, ex presidente paraguayo
Pero Méndez no se quedó sólo en el terreno político: también “se metió” con la prensa, a la que acusa (en su mayor parte) de haberse dejado comprar alevosamente durante sucesivos gobiernos. Se destaca (para mí, tal vez por estar en mi área profesional) el caso de Tomás Riquelme, quien - según Méndez - manejó grandes sumas de dinero para pagar favores de medios y periodistas concretos. Otro periodista, Efraín Martínez, también entró en dicho esquema. Méndez hasta llegó a tender un manto de sospecha sobre Luis Bareiro, uno de los periodistas más críticos del país.

Apuntando alto
Méndez no se anduvo con complejos. A la hora de acusar a la prensa, apuntó directamente contra Aldo Zuccolillo, dueño y director de ABC Color, el principal diario paraguayo. “Acero” Zucolillo habría constituido, junto con Juan Carlos Wasmosy, una empresa de comunicación llamada Telsat Sociedad Anónima, el 27 de diciembre de 1989 (11 meses después del derrocamiento de Alfredo Stroessner). Primera sorpresa: Zucolillo, férreo detractor de Wasmosy desde las páginas de su diario, era nada menos que su socio comercial. “Wasmosy venía de amasar una dudosa fortuna, en sociedad con Gustavo Stroessner, en las represas de Itaipú y Yacyretá”, destacó Méndez en su libro. 

OTROS TIEMPOS. Zuccolillo con Lugo, por entonces presidente electo.
Telsat podía realizar “la transmisión televisiva, en circuito cerrado, de programas preparados y/o propalados desde el país o desde el extranjero… Podrá realizar - sin limitación - toda operación lícita comercial, industrial, inmobiliaria, agropecuaria o de cualquier orden que se relacione o no al principal objeto social pero que fuera considerado beneficiosa para los intereses societarios”, según su escritura de constitución.

“A mediados del 2002, el gobierno de Luis González Macchi tambaleaba por efectos de la corrupción. Abc Color publicaba a diario calamidades insospechadas de funcionarios de menor rango y del propio presidente de la República. Ése fue el momento en que apareció la información documentada, y censurada en todos los medios de comunicación, de que Aldo Zuccolillo era socio de Wasmosy y una de las empresas compartidas era Telsat SA. Esta firma había caído en desgracia”, destacó Méndez. “Algunas transnacionales demandaron judicialmente en Paraguay a Telsat por piratear señales televisivas que se emitían por cable. Aldo Zuccolillo, en su carácter de dirigente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP, dominada por los diarios norteamericanos), era por entonces uno de los principales promotores de la defensa de los derechos marcarios e intelectuales”, siguió Idilio.

El queso y el gusano                                                                                                                
Y aquí entraría en escena un nefasto personaje: el presidente de Telsat, el argentino Luis Raúl Menocchio, alias “el gusano”. Dirigía 20 empresas “piratas” diseminadas por todo el país y representadas legalmente por el estudio jurídico de Oscar Paciello (considerado maestro de varias generaciones de abogados, quien murió en 1998 siendo miembro de la Corte Suprema de Justicia). Menocchio “entabló amistades a través del narcotráfico y el lavado de dinero y así se hizo de socios importantes en Asunción. Cuando fue enjuiciada Telsat, Menocchio se escondió de la Justicia, la cual actuó rápidamente por tratarse de la demanda de transnacionales norteamericanas. En ese interin, Abc Color publicaba todo tipo de especulaciones en torno al “prófugo” Menocchio (…) quien se instaló en nuestro país tras obtener la “luz verde” de varios políticos”, detalló Méndez.

"El gusano" Menocchio, preso
Pero el cuentito no acaba acá. “Abandonado por sus socios, aunque impune, Menocchio profundizó su adicción a la cocaína y organizaba de tanto en tanto fiestas orgiásticas que compartía con ciertos periodistas y empresarios de Asunción. Poco tiempo después, en agosto del 2004, Menocchio asesinó a un socio, el empresario Eduardo Maciel (56) y a su secretaria Graciela Méndez (22). El primero fue ejecutado con dos tiros en la cabeza y otros tres en el tórax y la mujer con dos certeros disparos en el pecho. El asesino sepultó a sus víctimas en sendos tambores sellados con cemento, los cuales fueron arrojados en los arrabales de Fernando de la Mora. Los tambores con los cadáveres embutidos fueron hallados por humildes vecinos de la mencionada ciudad, vecina a Asunción. La Policía, al seguir con las investigaciones, allanó algunas viviendas, entre ellas la del abogado Humberto Arévalos, donde descubrieron una camioneta Ford Explorer, chapa AGB 149, propiedad de Aldo Zuccolillo, la cual era utilizada por Menocchio. El vehículo había sufrido tremendos impactos frontales. (La Nación. 30-VIII-04, p.45)”.

Según Méndez, el trasfondo era el tráfico de drogas. Menoccio escapó a la Argentina, donde asesinó años después (en Corrientes) a otra persona. En Chaco, después, mató a 2 más. El “Hannibal Lecter argentino” fue encarcelado y juzgado: en determinados pasajes de su declaración ante los jueces argentinos, mencionó que en Paraguay tenía socios muy poderosos, a los cuales nunca identificó. "Zuccolillo no fue investigado por este hecho ni por la Fiscalía ni por la Policía", agregó Idilio. 

La venganza
Zucolillo lo sabe muy bien: la venganza es un plato que se come frío para que caiga mejor. Tiempo después de asumido el poder por parte de Fernando Lugo, Idilio Méndez fue nombrado titular de la Dirección de Semillas (DISE) dependiente del Ministerio de Agricultura y Ganadería. Méndez fue recibido por una furibunda campaña de prensa en su contra (encabezada por abc Color) por “no tener el perfil técnico requerido” para el cargo. Pero como eso no era (ni es) un impedimento para ocupar cargos públicos en la "era Lugo", había que apelar a otro argumento. Y fue el propio Méndez quien lo proporcionó.

LA REVANCHA. Abc Color, en una de sus publicaciones contra Méndez.

Méndez había declarado (antes de ser nombrado en la DISE, durante un evento en Uruguay) que el gobierno paraguayo estaba siendo literalmente manejado por la USAID (cooperación internacional de los EE UU). También había escrito algo por el estilo en la web. Esto cayó muy mal en el gobierno de Lugo… que “aguanta” no ser revolucionario, pero no que se lo digan. Lugo quedaba como el perfecto idiota, ya que había nombrado para su gobierno "bolivariano" (según abc Color) a alguien que lo acusaba de ser un títere de los yanquis. Fue demasiado. Zucolillo no tuvo más que “desemplovar” ese archivo… y Méndez voló, a los pocos días de haber asumido el cargo, sin un solo día de paz gracias a los desinteresados oficios de abc Color. Dicen que recaló en otro cargo público... de ser así, esta vez el asunto se manejó con mayor reserva. 

Un viejo axioma del periodismo dice que nadie resiste un archivo. Méndez, como buen periodista investigador, siempre lo supo… y en su breve derrotero como presidente de la DISE, lo comprobó. 

miércoles, 22 de junio de 2011

LA ZURDA DE DIOS


Hace hoy 25 años, Diego Armando Maradona volaba con la pelota atada a su pierna izquierda por el césped del estadio Azteca. Pasaba como si fueran postes a 6 ingleses (incluido el arquero Peter Shilton) y metía el gol más impresionante de la historia de los Mundiales. Ese segundo tanto frente a Inglaterra “lavaba las culpas” del gol anterior, que le había hecho con la mano a un Shilton que ni siquiera lo hubiera percibido de no ser por el aviso de su defensor.

Así, el 10 pasó de “la mano de Dios” al monumento al gol, como bien lo escribió Miguel Ángel Vicente en Clarín. “De la picardía a la grandeza hay un solo y breve paso”, sentenció el periodista, en una síntesis perfecta.

Ese gol puso a Argentina en las semifinales del mundial mexicano, el último que la albiceleste ganaría. Ese día, Maradona sacó la chapa del mejor jugador del mundo. Pelé ya tenía sucesor. Y pese a todo lo bajo que su agitada vida nos depararía luego, aquella obra maestra continúa siendo, hasta hoy, el gol más perfecto que en un Mundial se haya visto.

No se cansen de mirarlo. Lleva un cuarto de siglo sin ser superado. 

http://www.youtube.com/watch?v=gjUtjlYPwKQ

domingo, 19 de junio de 2011

EL GLADIADOR

... ¡y qué delantera!
aquel año Boca salió campeón,
en la Bombonera.
Ninguna bostera se puede quejar
aunque le sobre razón, si
pinta remeras con el corazón
y con las caderas.
Le toca a Palermo tocar el balón,
“la doce” se altera,
le toca al gallego tocar este son…
para una bostera,
el año que Boca salió campeón,
en la Bombonera.
 
(“Dieguitos y Mafaldas”, Joaquín Sabina)                                                                                                                           


Carlos Bianchi, quien fuera su técnico, lo definió una vez como “el optimista del gol”. Desde los años ´90, fue el sumo sacerdote de ese exorcismo que espanta a los demonios de la mufa en las tardes de domingo: de cabeza, con la zurda o con “la de palo”, daba lo mismo. Siempre iba adentro. Y desataba la locura en las gradas. Él siempre estaba ahí, a las puertas del arco, acechando. Todos creíamos que era él quien buscaba la pelota... el tiempo nos terminó demostrando que era “la de cuero” la que lo buscaba a él. Muchos dijeron que era un tronco… él, a fuerza de goles, mostró de qué madera estaba hecho.  

El loco, el titán, el gladiador, Alto Palermo, San Palermo… con cualquier apodo y con su metro 87 de altura, era imparable para cualquier defensa. Empezó de chico, en su querido Estudiantes, chocando con su clásico rival (Gimnasia y Esgrima) en peleados partidos donde se destacaban en las filas contrarias unos mellicitos que entonces lo odiaban y hoy lo quieren. Debutó en Primera en el ´92. Después, tuvo un discreto paso por España. 


“Y aplaudan..." Las estadísticas dicen que, en partidos oficiales locales e internacionales, mojó 236 veces. Con Boca, ganó 6 seis títulos nacionales (2 torneos Apertura y 4 Clausura) y 8 internacionales (2 Libertadores, una Intercontinental, 2 Sudamericanas y 3 Recopas). Es el máximo artillero en la historia del club, superando el récord que Roberto Cherro mantuvo por más de 7 décadas. Fue, junto al “mellizo” Guillermo Barros Schelotto, el temido verdugo de River. Y con él, "Romy" Riquelme, Clemente Rodríguez, "el flaco" Schiavi, mi coterráneo Burdisso, "el Pepe" Basualdo, "el vasco" Arruabarrena y los colombianos Vargas, Córdoba, "el patrón" Bermúdez y "Chicho" Serna entre otros, conformó tal vez el equipo más efectivo en la rica historia del fútbol argentino: no sólo ganaron todo, también le arrebataron el récord histórico de juegos invictos al glorioso Racing de los ´60. Y sin expulsados. 





“… y aplaudan...” Pese a ser resistido por los hinchas de Gimnasia y River, clasificó a la selección argentina para el último Mundial, con su recordado gol a Perú bajo la lluvia… y Maradona lo llevó a Sudáfrica. Lo que empezó como homenaje, acabó siendo necesidad: en el cerradísimo partido contra Grecia, “el 10” sólo le dio una instrucción: “entrá y metéla”. Y entró y la metió.

"... no dejen de aplaudir..." Aprendió de su padre, sindicalista de una empresa del Estado, la importancia de luchar siempre. Supo de descensos. Supo de técnicos que lo despreciaron, como aquél que le dijo que “sólo servía para cortar el pasto”. Supo de transferencias frustradas. Supo de no jugar y querer hacerlo. Supo de errar 3 penales en un mismo partido, en aquella fatídica noche luqueña de la Copa América paraguaya, en la que entró al Libro Guiness por un récord que nadie quiere tener. Supo de campañas mediocres. Supo de separaciones de pareja. Supo del dolor infinito de perder a un hijo.

"... los goles de Palermo..." Y también supo poner de rodillas a “los galácticos” del Real Madrid (“el mejor equipo del siglo 20”, según la FIFA), haciéndole a Casillas 2 goles en 6 minutos. Con sus conversiones siempre decisivas, fue determinante en la mejor época internacional del más internacional de los clubes argentinos. Y siempre - pero siempre - arrancó una sonrisa de quienes lo veían: por su forma de festejar los goles, por sus cortes de pelo, por sus locuras, por su carácter espontáneo y fresco. Hasta cuando ligaba una roja: más de una vez, lo insultamos por hacerse echar… pero muchas veces - muchísimas más - dimos gracias al cielo porque “el loco” jugaba para nosotros.

"... que ya van a venir" Nunca fue exquisito, siempre fue contundente. Y, pese a lo que dijeron muchos mediocres metidos a críticos, en la mayoría de sus goles tuvo una precisión casi quirúrgica. ¿O qué fue el recordado gol a Independiente desde mitad de cancha? ¿O el cabezazo contra Vélez desde 40 metros? ¿O el 3 a cero colocado al palo de Bonano, que eliminó a River de la Libertadores 2000, en tiempo de descuento y cuando volvía de estar 6 meses parado por rotura de ligamentos? 

Este hombre, nacido el 7 de noviembre de 1973 en La Plata como Martín Palermo, fue el máximo goleador en actividad, el mayor anotador en torneos cortos y uno de los 5 grandes artilleros de la Primera División del fútbol argentino, con 227 goles. Sumando los amistosos, marcó 306 goles en 627 partidos (incluidos 9 para la selección), de todos los colores y desde todas las posiciones, a casi todos los equipos que enfrentó. Batió todos los récords, soportó todos los agravios, bancó todas las silbatinas, absorbió todas las lesiones, perdió afectos… y siempre - pero siempre - regresó a responder como mejor sabía: enviando “la de cuero” al fondo de la red. Y enseñó a propios y extraños que en la vida, como en el fútbol, si uno cae es para volver a levantarse.

Ayer se retiró.

sábado, 21 de mayo de 2011

Ñande super-héroe



No es Batman, el “hombre murciélago” que - desde las sombras de la siempre oscura Ciudad Gótica - trepa a los edificios para combatir a estrafalarios y lunáticos forajidos. Tampoco es Súperman, el volador personaje proveniente del lejano planeta Kryptón, que neutraliza a los enemigos del bien con su fuerza descomunal y su visión de rayos láser. Mucho menos Spiderman, el “hombre araña” que - como Tarzán en liana - combate al mal desde una especie original de alpinismo urbano, viajando por los techos de una ciudad azotada por maleantes. 

Nuestro super-héroe es diferente: no vuela, no trepa por los edificios, no sale de una oscura cueva en un tremendo auto que bate récords de velocidad y resistencia, no tiene una fuerza arrasadora. Tampoco tiene súper-visión, pero la compensa con un súper-olfato para detectar las necesidades no satisfechas de la gente… necesidades que él, como buen super-héroe, se ofrecerá a solucionar. 

Él es un super-héroe distinto. Y si bien no actúa solamente en nuestro país, es precisamente en Paraguay donde él “se halla”, se siente como pez en el agua. Tal vez porque en los países donde las instituciones funcionan bien y la gente tiene hábitos positivos a nivel de cultura y ciudadanía, él no tendría trabajo… las personas no tendrían necesidad de que él interviniera tan seguido como en nuestra tierra, que parece haberse hecho a su medida. Tan paraguayo como el tereré y tan autóctono como la chipa, nuestro súper-héroe hasta forma parte de nuestras tradiciones cotidianas. 

Le gustan los uniformes. Mucho. Tan es así, que usa varios: Usted lo verá un día vestido de agente de la Policía Caminera, otro día de inspector municipal de tránsito, otro día como miembro de nuestra injustamente mal ponderada Policía Nacional. Y, por supuesto, muchas veces aparecerá caracterizado como miembro de las Fuerzas Armadas. Pero como sus delicadas labores le exigen no limitar su vestuario, nuestro súper-héroe también puede caer, de golpe, con un chaleco de la Aduana o como miembro del staff de la Contraloría General de la República. Y en ocasiones, como otros super-héroes, hasta llega a disfrazarse de periodista. 

Nuestro super-héroe no se hace dramas por las ideologías o los colores partidarios: puede ser colorado, liberal o patriaqueridista, aunque últimamente viene demostrando cierta preferencia por los membretes de los partidos de izquierda. Sin haberlo leído, concuerda con Francis Fukuyama en que las ideologías ya se murieron pero pueden usarse para lograr ciertos objetivos. Y los objetivos de nuestro amigo, como buen super-héroe que es, nunca son mezquinos. Para él, al menos. 


Como buen super-héroe, el nuestro quiere ayudar a la gente. Rara vez esto será compatible con el estricto cumplimiento de las leyes y los preceptos universales de la justicia, pero esto no le hará mella: él sabe perfectamente cómo subordinar los medios a los fines. Él ayudará a la gente, liberándola de las pesadas obligaciones que la burocracia estatal en todos los niveles impone; “aceitando” tramitaciones engorrosas que ponen freno al desarrollo del país; disminuyendo los costos que el ciudadano común debería abonar en conceptos de multas, patentes, costas, infracciones o reparaciones… la lista es larga y no limitativa a nuestro exiguo espacio. Nuestro super-héroe se ofrecerá gentilmente a ayudar a quienes hayan caído en la momentánea desgracia de tener que afrontar esas desagradables situaciones: él será rápido y eficiente, pidiendo a cambio tan sólo una módica suma en metálico… muy inferior a lo que el ciudadano en cuestión debería abonarle a un Estado corrupto y excluyente, que le exige mucho y bien y que le da poco y mal. Él será quien corrija esta deficiencia estructural, inmoral, opresiva y desgastante. 

Él nunca descansa: hasta en los últimos grandes festejos patrios hizo acto de presencia, prestando sus invalorables servicios en diversas instancias de la organización. Por todo lo mencionado y más, en estos tiempos en los que celebramos los 200 años de nuestra mayor gesta libertaria, queremos brindarle su merecido reconocimiento. Él ha hecho, y continúa haciendo, un inestimable aporte para que el Paraguay sea como es. En gran parte de estos 2 siglos de vida independiente, él ha estado presente… y quiere seguirlo estando. Por eso, de corazón, le decimos a voz en cuello… ¡Feliz Bicentenario, Coiman!

La Itaipú que los parió


Como consigna el diario asunceno abc color, en su edición del 19 de mayo, el Sindicato de Periodistas del Paraguay (SPP) recibió 70 millones de guaraníes (17.500 dólares al cambio actual) de la Itaipú Binacional en concepto de "apoyo institucional y mejoras para la biblioteca Santiago Leguizamón", en el marco del día de los comunicadores. Según la factura 80020864 -1 emitida por  la mencionada organización, la Itaipú Binacional desembolsó a favor de ella 60  millones el pasado 28 de abril, como “aporte” para el acto del Día del Periodista, iluminación del monolito y la  introducción de mejoras en la biblioteca municipal de Pedro Juan Caballero.

A través de otro documento (del 3 de mayo de 2011), la binacional realizó otro desembolso, esta vez de 10 millones, para la misma organización, en concepto de “apoyo institucional al Sindicato de Periodistas, en el marco de la semana del periodista realizada frente al monumento Santiago Leguizamón, en fecha 26 de abril de 2011”. El pago fue autorizado por el cuestionado asesor de comunicación, Aníbal Orué Pozzo.

Siempre según abc, varios miembros del SPP habrían sido incorporados como “asesores” en el área de comunicación de la Itaipú: un caso puntual es el de Mariela Candia, identificada con los partidos de izquierda, recientemente incorporada con un salario que casi llega a 5 mil dólares. 

El secretario general del SPP, Pedro Benítez Aldana, manifestó que fue una decisión de la Comisión Directiva solicitar el apoyo de la binacional y de otras empresas. “No veo nada de malo en eso”, comentó. “El hecho de que solicitemos apoyo no significa que nos vamos a vender. Podemos solicitar apoyo gubernamental, pero eso no significa que el SPP venda  su conciencia  al gobierno de turno”, justificó. “No es que porque Itaipú nos dé plata nosotros vamos a dejar de criticar las cosas que se hagan mal. (...) El sindicato seguirá siempre con su política crítica  con lo que le corresponda hacer”, puntualizó. 


¿Los autores de esta joyita? La Comisión Directiva del SPP: Pedro Benítez Aldana (secretario general), Osvaldo Zayas (secretario general adjunto), Carlos Cabrera (secretario de actas y relaciones), Eduardo "Coco" Arce (secretario de organización), Mariela González (secretaria de educación y prensa), Dionisio Arce (secretario de interior), Vicente Páez (secretario de finanzas), Zulema Alcaraz (secretario de derechos humanos y sindicales), María de Jesús Benítez (vocal primero) y Víctor Cabrera (vocal segundo).

Nunca creí que daría gracias al cielo por no estar afiliado a un sindicato. Ellos lo lograron. Y lograron algo más... que ni las dificultades por las que pasé, ni las malas experiencias que viví, ni los tiempos extremos a los que el oficio me llevó, consiguieron: que me avergonzara, con verdadera vergüenza, de ser periodista.

martes, 26 de abril de 2011

EN EL DÍA DEL PERIODISTA, SPP DENUNCIA 90 % DE PRECARIZACIÓN LABORAL

El 90% de los periodistas soporta aguda precarización laboral, expresó este martes el secretario general del Sindicato de Periodistas del Paraguay -SPP-, Pedro Benítez, en la celebración central por el Día del Periodista paraguayo frente al monolito del asesinado comunicador Santiago Leguizamón.

 


Al tiempo de indicar la situación preocupante que atraviesan algunos comunicadores en las empresas periodísticas, refirió que esta situación acabará cuando los organismos del Estado efectivamente se dispongan a cumplir su papel y a poner las cosas conforme disponen las leyes laborales.
Citó el caso concreto del Canal 9 donde el SPP denuncia persecución, maltrato y despidos injustificados. Benítez expresó que en la gerencia de esa estación está el polémico comunicador argentino Jorge Pizarro "trabajando de modo ilegal, con visa de turista, violando disposiciones migratorias y laborales".

El secretario general del SPP anunció que conjuntamente con el Sindicato Nacional de Trabajadores de Radio y Televisión (Sintratel), presentarán una acción judicial en contra de Pizarro a fin de que se defina su situación en el país. El referido gerente estuvo envuelto también en la polémica de la supuesta prohibición del uso del guaraní en los informes periodísticos.

Sobre el 20º aniversario del asesinato del periodista Santiago Leguizamón en la fronteriza ciudad de Pedro Juan Caballero, Benítez acusó a la Justicia de incapaz y de no haber hecho las cosas en forma permitiendo impunidad en este caso. Indicó que se conoce a los sicarios y que se necesita voluntad política para dar cierre justo al tema.

MANIFESTACIÓN
Después del acto central de los periodistas, los presentes se trasladaron frente al Canal 9 para manifestarse en repudio a la situación por la que atraviesan los periodistas en ese medio.
Benítez expresó que el problema laboral debe importar a las autoridades nacionales atendiendo que un medio de comunicación es de alto interés nacional.

(ÚLTIMA HORA, martes 26 de abril de 2011)
 

lunes, 25 de abril de 2011

NOSTALGIAS


Fueron los mejores años del periodismo independiente argentino. Surgida en plena dictadura militar (1976 - 1983), la revista Humor Registrado se convirtió en algo más que una publicación humorística: en sus páginas se encontraban expresiones periodísticas y artísticas que otros medios ignoraban, por complicidad con el régimen o simplemente por miedo. “Humor”, como se la conocía, fue un símbolo de libertad de expresión y de compromiso con la democracia y los derechos humanos. Por medio de ella, una generación - la mía - creció, se informó, se divirtió, se rebeló y aprendió a ser crítica.

Eso sí: “Humor” no pertenecía a ningún “pool” de medios, no tenía la torta publicitaria del Estado ni alquiló su línea editorial a grandes anunciantes. Y encima, fue madre de otras publicaciones progresistas, El Porteño y Página 12 entre ellas. Nos enseñó a reírnos de los tabúes sexuales, a perderles el miedo a los milicos y el respeto a los políticos, a desconfiar de los curas y a disfrutar de un movimiento artístico e intelectual sin precedentes. La edición que los milicos confiscaron ya forma parte de la historia, y sus tapas hoy adornan uno de los museos temáticos más importantes de la Argentina. Hasta se dio el lujo de sacar una versión para niños ("Humi"), otra para "viejos verdes" ("Sex Humor") y otra para quienes nacimos fuera de Buenos Aires ("Humor Interior"). 



Bajo la dirección del genial Andrés "il capo" Cascioli, una destacada pléyade de periodistas, humoristas, escritores, artistas y dibujantes de primera formaron parte de su staff. Y pese a las presiones y amenazas que recibieron desde las entrañas de la más sangrienta dictadura que asoló la Argentina, nos regalaron la más hermosa lección que un periodista puede aprender: si no molestamos al poder, algo estamos haciendo mal. 

Ya en democracia, los números no cerraron y "Humor" tuvo que cerrar. Cerca de su final, se volvió alfonsinista y un sesgo antiperonista marcó sus páginas, tal vez debido a la patota sindical que desde el peronismo recordaba tiempos nefastos. Una patota sindical que hoy - dicho sea de paso - controla la Argentina mucho más de lo que debería. Pero ni eso empaña en mi memoria el recuerdo de una revista que nos dio, a muchos, las ganas de ser periodistas. Y, como dice el tango, se me pianta un lagrimón.

20 AÑOS DE IMPUNIDAD


El 26 de abril de 1991, en la localidad de Pedro Juan Caballero (fronteriza con la ciudad brasileña de Ponta Porã) un comando de sicarios asesinó al director de Radio Mburucuyá  y  corresponsal del diario "Noticias", Santiago Leguizamón, quien venía denunciando sistemáticamente el accionar de la “narcomafia” al amparo del poder político. 

Diferentes gobiernos, el mismo sistema judicial con sus laberintos, los mismos intereses y la misma ley del “opa rei” (terminar sin resultados) llevaron a que ni uno de sus asesinos purgue hoy pena alguna. La Sociedad Interamericana de Prensa presentó una denuncia a la Corte Interamericana de Derechos Humanos… y hasta ahí.

Santiago fue asesinado justamente en el Día del Periodista Paraguayo, resignificando para siempre el 26 de abril. Desde entonces, el Día del Periodista es - casi sin que se diga - el Día de Santiago Leguizamón. En un país donde la prensa está dividida, embrutecida, prostituida, vendida, alquilada y concesionada, su ejemplo es un cachetazo en la mejilla de los mediocres camaleones de siempre. 

“Prefiero la muerte física a la muerte ética”, dijo una vez. Y cumplió.

DOS CARAS

Se fueron hace meses, con pocos días de diferencia. Se fueron igual que como vinieron al mundo, sin nada. A los dos los hermanó la muerte, ese destino que a todos nos espera… y, para peor, lo sabemos. Pero en relación a lo que dejaron atrás, sus partidas fueron muy distintas… hasta opuestas, se diría.

El liberal Hermes Rafael Saguier y el colorado Martín Chiola fueron, sin dudas, dos referentes políticos de envergadura. No sólo provenían de diferentes partidos, sino que exhibieron dos líneas de conducta que, superpuestas, nos retratan al Paraguay de las últimas décadas.

Hermes Rafael Saguier fue, a todas luces, una persona excepcional. Abogado de profesión, hizo de la militancia contra la dictadura de Alfredo Stroessner uno de los objetivos de su vida. Todos recuerdan su heroico rescate del capitán Napoleón Ortigoza, el preso político más antiguo de América por entonces. Su tiroteo con las fuerzas de seguridad y su escape de película le otorgaron, de una vez y para siempre, el mote de “Rambo”. Su caballerosidad y formación intelectual, sumadas a su experiencia profesional fuera del país, hicieron de él una persona muy poco común en nuestras tierras. Y su desapego por los cargos públicos (en un partido que no se caracteriza precisamente por eso) terminó de demostrar la formación ética de su persona. 

Hermes "Rambo" Saguier

Siempre fue coherente con sus ideales. Cuando Lino Oviedo hizo política con el uniforme puesto, fue el primero en denunciarlo. Y cuando consideró que el mismo Oviedo fue víctima de arbitrariedades e injusticias, lo defendió. Su concepto de las libertades cívicas trascendía a las personas. No faltó quien lo cuestionara por su ejercicio profesional, como si un abogado pudiera ser juzgado por las personas que defiende. 

Martín Chiola fue médico de profesión, aunque poco honor le hizo al juramento hipocrático. Utilizó sus pergaminos para enriquecerse, abusando de los cargos públicos que le tocó desempeñar. Como Ministro de Salud, no mejoró ni un ápice la paupérrima situación sanitaria de la mayoría de sus compatriotas, orientando las políticas ministeriales a defender a los mercaderes de la salud (de los cuales él formaba parte). Como legislador, nada aportó para el desarrollo del país o para el bienestar de su gente. Comenzó a hacer carrera bajo el uniforme del dictador, gracias a la notable flexibilidad de su espinazo. Ayudó a reprimir a estudiantes y delató a opositores. Fue cómplice y promotor de graves violaciones a los derechos humanos. Sostuvo a un régimen excluyente y expoliador. Nunca se le escuchó insinuar ni una sola disculpa, ni una mísera demostración de arrepentimiento, por nada de lo que hizo o mandó hacer.

El genial Eduardo Galeano escribió una vez que, en nuestra sociedad, el dinero y la muerte embellecen a la gente. No se puede hablar mal de alguien que falleció, reza un dicho popular. Pero, ¿acaso puede decirse lo mismo de Saguier y de Chiola? Los diferentes blogs de los diarios paraguayos nos demuestran que no. Uno se fue con el respeto de la mayoría de la gente. Del otro, poco o nada bueno se escribió. Tal vez por vergüenza… o tal vez porque, en una vida, a la larga es la conducta personal la que termina haciendo la diferencia. Una diferencia tan grande como la que hay entre la decencia y la bajeza, la valentía y la sumisión, el bien y el mal… o la vida y la muerte.

Hermes Rafael Saguier y Martín Chiola ya no están físicamente entre nosotros. Pero el recuerdo de ambos seguirá trayendo a nuestras memorias las dos caras del Paraguay de las últimas décadas. Esas dos caras que muestran la dolorosa contradicción de un país que ansía crecer, mientras sigue frenado por las fuerzas de la mediocridad, la corrupción y la prepotencia.  

EL PRECIO DEL PODER


Hace 3 años, un 20 de abril, Fernando Lugo vencía en las urnas al Partido Colorado, que venía gobernando al Paraguay en forma prebendaria y excluyente desde hacía 6 décadas. Lo que no lograron políticos tradicionales (como Domingo Laíno) ni empresarios exitosos (como Guillermo Caballero Vargas) fue conseguido por un obispo católico sin base partidaria e identificado con las organizaciones campesinas de lucha por la tierra, que prometía una política sin corrupción para sacar al país de su estancamiento. 
(Caricatura publicada en el diario ABC Color)

Tal como ocurrió con “Lula” Da Silva en Brasil, el miedo inicial que los gremios patronales profesaban por “el obispo de los pobres” se diluyó rápidamente. La coalición que llevó a Lugo a la presidencia, compuesta por el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA, tradicional rival de los colorados) y un archipiélago de pequeñas agrupaciones de izquierda y acción ciudadana, tardó muy poco en imitar las prácticas de sus antecesores: el nombramiento a mansalva de allegados y afiliados en puestos estatales, una corrupción desvergonzada en el manejo del erario público y una evidente carencia de políticas de gobierno, acabaron por empantanar al Paraguay en un caldo de cultivo para la  violencia social. 

Pese a haber liderado el crecimiento regional con más del 14 % en 2010, el país no resuelve sus graves problemas de desempleo y falta de crecimiento equitativo. Y son precisamente los rubros que más contribuyeron al incremento de los índices económicos (principalmente la carne y la soja) los que están en la mira del gobierno para la creación de nuevos impuestos, destinados a financiar un Presupuesto impagable y que contempla sólo las necesidades de funcionamiento de los partidos políticos. 

Los incontrolables brotes de dengue (que ya se han convertido en epidémicos) han puesto en tela de juicio la labor de la ministra de Salud, Esperanza Martínez, involucrada en un escándalo por haberse auto-asignado “gratificaciones por metas cumplidas”. Con decenas de muertos, el Ministerio de Salud (¿?) reaccionó tardíamente y por presión de la prensa, evidenciando asustadores grados de improvisación. El caso del ex canciller Héctor Lacognata es otro botón de muestra: tuvo que renunciar, tras una larga resistencia, al descubrirse por medios de prensa que percibía ilegalmente un millonario salario de la Itaipú Binacional. Sin contar al “referente de la izquierda” Camilo Soares, que soporta un juicio oral por sobrefacturaciones y compras directas en la Secretaría de Emergencia Nacional. 

OTROS TIEMPOS. Lugo con su sobrina Mirtha Maidana y con Hortensia Morán, quien le inició un juicio por paternidad no asumida (y van...)
No hay gremio que no se movilice para presionar a un gobierno que no muestra la más mínima capacidad de reacción. Y el estilo estático de Lugo (definido como “obispal” por miembros de su entorno) crispa los ánimos de una población harta de la suba de la inflación y de la falta de respuestas oficiales a los graves problemas de salud, educación, empleo y seguridad. Partidos de izquierda como el Comunista y el Socialista retiraron públicamente su apoyo al gobierno. Voceros de las organizaciones campesinas declaran, a voz en cuello, que el gobierno no cumplió ni una de sus promesas sobre la tan declamada Reforma Agraria. Y el Partido Colorado - derrotado por Lugo hace 3 años - arrasó en las últimas elecciones municipales, evidenciando una recuperación que hace presagiar su regreso al poder en el año 2013. 

En agosto, Lugo entrará en sus últimos 24 meses como presidente del Paraguay. Cuesta identificar a este mandatario sibarita y alejado de la realidad de su pueblo (con hijos concebidos cuando aún estaba consagrado a su ministerio eclesial y que siempre se resistió a reconocer) con el obispo que caminaba junto a los pobres en las marchas campesinas y en los asentamientos. Aún le quedan 2 años para rectificar rumbos… pese a que cada vez más paraguayos piensan que es muy poco tiempo para comenzar a pagar una deuda tan grande.